El Adversario
Un alpinista era el más famoso y fuerte de su país, lograba siempre llegar en primer lugar en todas sus escaladas. Un día le pregunto a su entrenador: _ ¿ hay alguien en este mundo que tenga mejor record que yo? – ¿Sabes de alguien que sea mejor que yo?-
Entonces el entrenador le dijo: _ Sí, hay alguien mucho mejor que tú, nunca nadie ha podido superarlo siempre resulta ser el mejor.
El alpinista celoso y envidioso le dijo a su entrenador: -Pues quiero retarlo, nunca nadie me ha ganado en este deporte por el cual daría mi vida y quiero ser el mejor de todos, demostrar que no hay nadie que pueda superarme – .
El entrenador contestó: – te llevaré al ese lugar, es un poblado muy pequeño, pero tiene la montaña mas grande jamás vista, tu Adversario la conoce bien, pero tendrás de mi dos concejos que no puedes dejar de hacer: El primero: nunca te vayas a la primera, siempre presta atención a todo lo que te entreguen, no te precipites. El segundo consejo: Nunca creas que la gloria esta en llegar primero.
El Alpinista dijo: – bá, todo lo que he logrado, mi fama, mi fortuna y mi reconocimiento público ha sido por llegar primero siempre soy y seré mejor si tengo la dicha de superar a mis Adversarios.
Llegaron al pueblo, el Alpinista vio la montaña, se encantó por tanta belleza y altura, pero recordó que su Adversario conocía bien la montaña, así que pensó yo mismo eliguiré el camino que vamos a recorrer, por donde tendremos la competencia.
Desde una casita muy humilde salió su Adversario, un anciano muy amable, pequeño, y delgado.
El Alpinista se burló internamente, pensando, este pequeño hombrecito, viejo y tan flaco no podrá nunca con la fuerza que tengo, con la que he superado todos los record del mundo.
Así que invitó al anciano y le dijo yo escogeré el camino para competir, y llegando a un luchar de la montaña que vio adecuada le dijo por aquí irá usted, por aquí yo, y el hombrecito aceptó.
Esa noche no podía dormir pensando que si el viejo conocía la montaña podría ganarle, así que se levantó, fue a la montaña y coloco en el lugar de su Adversario todo tipo de piedras y obstáculos que le hicieran difícil el camino, despejando el lugar por donde él iba a competir.
Al día siguiente le dieron un contrato al Alpinista, donde había muchas cláusulas, pero el Alpinista solo se aferró a firmar con la primera frase de todo el documento:
Cláusula primera: El contendor que llegué primero a la cima tendrá una recompensa de 1.000. 000 de monedas de oro.
Sus ojos no podían dar crédito a tanto dinero así que firmó y dijo: bueno comencemos.
Al empezar la rutina vio como el hombrecito a unos pocos metros de él se detuvo a quitar las piedras y obstáculos ya que le impedían seguir, y el Alpinista satisfecho, comenzó a escalar sin problemas.
Al llegar a la cima de primero y sin problemas se dispuso a tomar una bebida refrescante y esperó alrededor de unos 30 minutos hasta que divisó a su Adversario.
Los dos hombres regresaron hasta el lugar donde esperaban todos muy felices, llenos de aplausos.
Y el jurado reconociendo los resultados dieron su veredicto:
– He aquí el ganador a quien entregamos las 1.000.000 monedas de oro – y la gente del pueblo le aplaudió con mucha alegría al Alpinista, quien se sintió muy orgulloso de su Gloria.
Después el jurado dio un segundo veredicto:
– He aquí al Adversario quien se lleva por miles y miles de veces el título de: El Mejor de todos – Y la gente del pueblo con mucho mas furor aplaudieron y cargaron al viejo llevándolo en brazos de nuevo al pueblo, muy alegres.
Quedaron solos el Alpinista y el entrenador.
El Alpinista no cedió ni un solo segundo de tiempo a su entrenador diciendo:
¿ cómo es posible que si yo llegué primero y me dieron el premio, no se me reconozca como el Mejor? ¿ Qué clase de ganador es este viejo, flaco, sin músculos, que llegó casi media hora después que yo llegué a la cima? –
El entrenador le dijo: – Te dí dos consejos que nunca te tomaste la molestia de aplicar, no leíste las demás cláusulas del compromiso:
Cláusula Segunda: El Adversario que llegue en segundo lugar aún a pesar de tener que vencer todos los obstáculos, obtendrá el titulo de El Mejor.
Cláusula Tercera: Vencer todas las adversidades será la única forma de reconocimiento para alcanzar la verdadera Gloria.
Cláusula Cuarta: Quien se detenga a ayudar a su Adversario porque lo vea en problemas será quien se lleve el Primer lugar sin tener que competir, y se llevará las 1.000.000 monedas de oro, y el reconocimiento de ser el Mejor compañero de todos.
Y así casi todas las demás daban el reconocimiento a la persona que aún a pesar de las dificultades lograse llegar a la cima.
El Alpinista se sintió muy avergonzado por haber realizado una competencia sin honestidad, así que se devolvió al pueblo y entregó al Jurado las monedas y reconoció el valor del pequeño anciano.
El Jurado le dijo al Alpinista:
– Es usted un gran hombre, muchos han retado a nuestro competidor, siempre pasa lo mismo, colocan obstáculo, piedras y otras cosas con tal de ganar, nosotros lo sabemos, y sabemos que se irán sin hacer uso de su conciencia, el pueblo ha perdido muchas monedas, pero ha ganado muchos valores morales, sin embargo usted ha reconocido su error, si se hubiese tomado la molestia de leer, antes de firmar encontraría que la Cláusula última dice:
Quien haciendo uso de su conciencia, deja su deshonestidad, reconoce sus faltas y errores, y no hace uso de su habilidad y sus trampas, se llevará el Titulo de El Mejor de Todos los Hombres, entregaremos 1.000.000.000 monedas de oro, sin competir.
– Pero no se aflija hombre que aquí estamos siempre esperando por los hombres capaces de superarse a sí mismos, aquellos que como usted reconocen su error, por eso y por ser el único que ha demostrado su lealtad le entregamos sus 1.000.000.000 monedas de oro y este reconocimiento por ser: “ El Mejor hombre por su valor”.
El alpinista tomó sus monedas se fue su pueblo y con su dinero multiplicó millones de veces un libro con esta historia a la que llamó: “EL ADVERSARIO”. Donde comenzaba su historia así:
“Cuando quieras ser el Mejor, cuando quieras ganar, cuando quieras ser reconocido, cuando quieras superar todos los obstáculos de tu vida, cuando quieras obtener un verdadero titulo en la vida, comienza por reconocer primero tus propios errores, abandona el orgullo, olvídate de la Fama y la Gloria, utiliza tus verdaderas fuerzas, que no están en los músculos, están dentro de tu propio corazón… No compitas con nadie, que la verdadera competencia es uno mismo con su conciencia»