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La aceptación de uno mismo

Cuando somos bebes casi siempre, tenemos una exagerada cantidad de atención, que a veces no es necesario. La madre y el padre o las personas más cercanas, desde el miedo, exageran la cantidad de atención y aceptación que le dan al hijo. No es que esté mal, es precioso que podamos nacer en una familia con abundancia de atención y amor. Pero a veces, lo que propicia es que te hagas sumamente adicto a las experiencias de aceptación, dulzura y sumamente inepto a las experiencias de rechazo, y la vida está compuesta de las dos tipos de experiencias.

Si es el caso, de una exagera atención tal vez te hiciste un poco adicto a ser el centro del universo en tu familia. Cuando uno nace en esta exagerada burbuja artificial de benevolencia, sin querer se hace frágil  al bebé.

 A medida que vas creciendo te das cuenta, que ya no eres el centro del universo.Y te puedes encontrar con la otra parte, personas que te hagan sentir que: “No eres bienvenido”. “No tengo tiempo para ti”. “No te quiero más.”.

 La adicción  te hace no entender y seguir un camino buscando aceptación de una o otra forma, a veces cuando te lo dan te sientes contento, asociando y reconociendo el niño bueno o la niña buena de tu infancia.


Así que, a lo largo de tu vida luchas para ser una persona “original” para que te alaben o como el montón, para que no te rechacen. Cuando te dan aceptación estas contento. Por eso sacas buenas calificaciones, diplomas etc. Luchas para ser “ALGUIEN.” Para ser esté “ALGUIEN” muchas veces haces cosas que no querías hacer, simplemente para recibir otra vez tu dosis de aceptación.


Pero si sigues comportando te como el niño que desea la aceptación y que es totalmente inepto para recibir el rechazo con total tranquilidad, se te van a cerrar millones de puertas,  personas, trabajo… solo porque tu llevas un niño que sigue buscando aceptación y que le da un pánico enorme que lo rechacen.

Ya sabes que vas a seguir recibiendo rechazos toda tu vida. Que no vas a ser aceptado por toda la gente Por lo tanto,  aceptalo, capacitarte y entrenarte en el manejo del rechazo en una forma mucho más sana, más ligera y incluso más nutritiva porque de cada rechazo puedes aprender mucho.

 

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